La eternidad es este momento y nada más,
suspiras, sigo vivo y el aire vuelve a soplar;
crujen las hojas, suaves, susurrando un compás;
en ti se refleja la fresca brisa del mar.
Dos aves, soñadas, surcan los cielos en paz;
no llores, que jamás existió la eternidad;
me miras, te siento, ninguna palabra más,
solo disfruta del momento que es realidad.
Tus manos me acarician, sin mirar atrás;
el canto de despedida vuelve a sonar,
mientras nos juramos amor y fidelidad.
Y este recuerdo siempre, vivo, lo mantendrás;
por esos momentos que hubo de felicidad
en el baúl de lo que nunca se ha de borrar.
La eternidad fue ese momento y nada más.
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