sábado, 17 de noviembre de 2012

EL ALMA DE LA CIUDAD



"El alma es la verdadera belleza de las cosas"

Hace una semana, la monotonía de mi vida sufrió un cambio radical gracias a una atrevida propuesta de una arriesgada profesora. “Proyecto de fotografía: capturen el alma de la ciudad de Lima”, todos nos miramos; ¿el alma de una ciudad? ¿Lima, tiene alma?
Esa misma tarde, llegué a mi casa; descargué la maleta, me tiré sobre la cama. ¿Cuál es el alma de Lima? Rápidamente como instinto “animal” se me vino a la mente el tráfico limeño, tal vez porque venía de perder otra hora de mi vida en el tortuoso caos vehicular limeño; pero ¿en verdad, el tráfico vehicular limeño refleja nuestra alma?

Salí de mi casa con una cámara cargada y con todas las energías puestas de cumplir esa difícil misión.  Inicié mi periplo, realmente no tenía idea de lo que quería obtener; me dirigí hacia un parque cercano en el que juegan algunos niños y reposan de vez en cuando algunos bonitos pájaros. Llegué al lugar fijado, saqué mi arma de flashes y la apunté en dirección de mis primeras presas. Un niño corriendo tras una pelota, un pájaro posado en una banca vacía, un fondo de árboles que marcaban el paraje hacia una pileta antigua. Buenas fotos, pero ninguna satisfacía mi necesidad. ¿Lima, una ciudad tan ordenada y tan perfecta? Que buen chiste.

Segunda parada del recorrido, la noche empezaba a caer. Paradero de “El Trébol” – 6:00 pm. Un chico con una cámara se acomodaba en la zona para obtener buenas tomas, lamentablemente ese chico era yo. Los micros fluían, las personas caminaban mirando extrañados a ese bicho raro que tenía una cámara y las primeras fotos que comenzaban a salir. Un grupo de jóvenes que caminan sin mirarse con audífonos puestos, un cobrador jalando gente, un niño comprando del comercio ambulante. La primera candidata fuerte surgió: Un niño corriendo, su mamá atrás y todo el público mirándolo indiferente. Una grandiosa foto, pero eso no es el alma de LIMA.

Tercera parada. Llegué corriendo al Pentagonito, eran las 6:30 aproximadamente. Los corredores empezaban su admirable recorrido. Esta era mi última carta bajo la manga. Así que aguardé detrás de unos arbustos y a fotografiar. Un ambulante caminando entre los carros, un señor y su esposa corriendo con la sombra de la noche, un joven corriendo en dirección opuesta a los micros. ¡No! ¡Eso no es lo que quiero! La frustración comenzaba a apoderarse de mi ser.

Resignado volví a mi casa. Dejé la cámara a un lado no había logrado mi objetivo. Aún tengo tres días más para lograr mi objetivo, pero realmente lo encontraré. ¿En verdad, Lima tendrá alma?

"El alma es la verdadera belleza de las cosas. ¿Cuál es el alma de Lima?"

Pasaron dos días. Otra vez fui absorbido por la rutina de mi vida y me olvidé de mi complicada misión de buscar el alma de mi ciudad. Llegó el domingo, una oferta seductora llego a mis oídos. “Vamos al Centro de Lima, tengo que ir un rato a Jirón Quilca a comprar unos libros, ¿me acompañas?” La oportunidad de mi vida: puedo tomar unas fotos y comprarme algún libro que me agrade.
Llegamos a nuestro destino a las doce del mediodía. Mi compañero de viaje me dejó, se fue en busca de su misión y como buen aventurero me encontré solo frente a mi problema otra vez. Saqué la cámara y empecé a disparar “indiscriminadamente”. Fueron fotos tan diversas, tan complejas. Pero hubo una que me sorprendió, que me sacó de contexto. Un mural (un grafiti, arte urbano) que refleja la cara de un “provinciano” (los limeños de ahora) con una pequeña reflexión sobre la inequidad que fueron tratados, pero con colores llamativos (como los de afiche chicha) que reflejan su idea de superación; todo esto sobre una pared clásica del centro de Lima. Porque lo que refleja realmente a una ciudad, no son las construcciones ni el tráfico que pueda tener, tampoco es la pobreza que pueda tener y mucho menos un paisaje espectacular sobre el horizonte. Lo que define a una ciudad son los sueños, esperanzas, miedos y deseos de las personas que la habitan; porque dependiendo de eso tomará el rumbo que reflejará en una imagen. Una ciudad es más que un pedazo de tierra en la que se agrupan personas, una ciudad es el espacio en el mundo en la cual estamos destinados a interactuar, a soñar y a desear.

No sé cuál será el resultado de mi trabajo. No sé si obtendré una nota que satisfaga mi esfuerzo. Pero de lo único que estoy seguro es que yo ya encontré mi perspectiva de la ciudad, estoy orgulloso de mi ciudad y más orgulloso de la gente que habita en ella (aunque a veces no pueda evitar odiarlos). Gracias Lima, por tu imperfecta alma, tan hermosa y odiable; el alma de todos tus habitantes.


"El alma es la verdadera belleza de las cosas. ¿Cuál es el alma de Lima? Es el alma de cada uno de nosotros"


PD: Agradecimiento especial para esas personas que aportaron ideas en la búsqueda de la toma final. 

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