Una nueva
película llega a nuestra cartelera para romper la parsimonia que la envuelve
momentáneamente. Su nombre: ARGO. Esta cinta de suspenso, que ha conseguido los
aplausos de los críticos más mordaces alrededor del mundo, se perfila como la
candidata para arrasar en la gala de los Oscar.
El
largometraje se basa en la operación secreta organizada por la CIA para el
rescate de 6 diplomáticos estadounidenses en una nociva Teherán. Pero
expliquemos un poco más la historia; Teherán 1979, la relación
estadounidense-iraní en su punto más álgido y una turba enojada se amontona
frente a la embajada del país del Tío Sam. Se huele el peligro y la insalubridad.
Seis diplomáticos se percatan de eso, escapan rápidamente y logran asilo en la
embajada de Canadá; los demás quedarán atrapados por más de un año en
condiciones infaustas. En este panorama desalentador, surge la figura de
nuestro héroe: Un agente secreto de la CIA experto en rescates y nada pusilánime.
Él es el que propone el ardid de fingir grabar una película fantástica en la
ciudad y hacer pasar a los 6 prófugos como miembros del equipo de producción.
Para eso recurre al senil productor de
cine Siegel Lester y el maquillador John Chambers quienes lo ayudan a crear
“ARGO”, la película salvadora. Después de semanas de preparación, el agente
parte hacia Teherán. Ahí tras escenas de gran tensión y adrenalina pura, donde
el miedo a ser atrapado y condenado por felonía
al nuevo régimen rebelde transcurre en cada instante, el agente logrará llevar
a todos los diplomáticos a Suiza (zona inocua)
y posteriormente con sus familias en Estados Unidos. (La operación actualmente
se considera un vestigio de operaciones de rescate internacionales)
¿Pero qué
hace a esta película causar estragos por dónde se presenta? En mi opinión, son
por varios factores que confluyen en ella. El primero de estos factores recae
en la grandiosa dirección del filme a cargo de Ben Affleck, el antiguo niño
mimado de Hollywood, quien demuestra una vez más que es mejor detrás de cámaras
y que los aplausos obtenidos en sus anteriores películas no fueron hechos fortuitos.
El segundo es la adaptación de la historia en un verosímil guión que maneja
correctamente los momentos de tensión con momentos de humor, así como también
se perciben ciertos momentos de denuncia (en especial, los afanes imperiales de
la Casa Blanca).Otra característica importante es que la película resulta una lisonja
al asiduo género de filmes en los cuales los norteamericanos logran imponerse
sobre los problemas (que levante la mano quien no ha sucumbido hacia esa vieja
tradición hollywoodense). Por último, el factor final es ser una película de exiguo
presupuesto en comparación a las demás y a pesar de ello recaudar mucho más que
ellas (siempre tendemos a seducirnos por ese encanto a apoyar a los más
“débiles”).
En líneas
generales, “ARGO” nos ofrece la excusa perfecta para deshacernos de la apatía hacia nuestra cartelera
(provocada por infructuosas producciones cinematográficas) y disfrutar de un
momento agradable frente a la pantalla grande. ¡Así que preparen la canchita
que el cine nos espera!